Atrapado entre cristales
Óscar, Quique un servidor, mi padre trás la cámara. Y el escupitajo de realidad se vuelve ácido, corroe toda capa de piel hasta conquistar y revolver neuronas y corazón. Es lo que tienen los fantasmas del pasado. Se manejan como Pedro por su casa (irónica expresión para el caso) hasta que identifican tu punto débil: un amigo de la infancia consumido por un simpático tumor poco después de que la cámara haga “Ch-Xs...” Onomatopeya, además, de latidos ya contados al otro lado del visor.
Tiempos de auto-promesas, ilusiones, convencimiento de llegar a ser una figura del Rock, de llegar a dominar las cámaras fotográficas. Llevando la mirada más allá de aquel vendaje, llevándola incluso más arriba del objetivo de la cámara. Porque era una época de convencimiento sereno de lo que me importaba.
Dicen que maduras y creces cuando tus órdenes de prioridades comienzan a dar vuelcos.
Y sin embargo, en el fondo nada ha cambiado. Porque al fin y al cabo a lo que ayuda el tiempo es a convertir los traumas y remordimientos en fantasmas. Que si bien son más cómodos de llevar, se vuelven compañeros inevitables de viaje.
Atrapados entre placas de cristal.
4 Comments:
Y son precisamente esos puntos débiles que todos tenemos, esos fantasmas, los que te hacen más fuerte, aunque no nos lo parezca. Y aunque duele recordarlos, y resulta triste reconocerlo, muchas veces es lo que nos hace más humanos en esta sociedad en la que vivimos.
Pero nunca, NUNCA, convirtamos en fantasmas nuestras ilusiones y nuestros sueños.
A veces cuestiono si el precio es justo. Sobre todo si la parte que me corresponde es en realidad la más liviana.
Pero estoy de acuerdo: Aprende uno de esos momentos. Pero en la esperanza de que el "justo después" sea placentero. Al fin y al cabo, si uno mantiene los ojos suficientemente abiertos, puede aprender de las buenas cosas del día a día.
Nadie dijo que fuese justo, en esta vida hay demasiadas injusticias.
Lamentablemente muchas veces se aprende mucho más de las cosas malas que de las buenas.
De todas formas, la cuestión es que esa especie de montaña rusa, esos altibajos emocionales que todos tenemos para bien y para mal, son los que en parte te hacen sentirte vivo. De no ser así, nuestra vida emocional sería una especie de "encefalograma plano", sin emociones.
Sin saber porqué he sentido necesidad de visitar este blog. Quizá "algo" o "alguien" me llamaba a entrar en la página justo en este instante.
Ver esta foto 14 años después me ha dejado helado durante unos minutos...muchos recuerdos de golpe.
Sin palabras.
Firmado: Ford Fairlane por aquella época, actualmente conocido como Lefóf... M.D.
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