21.7.07

Horizontes

A veces uno siente que su pasaporte tiene síndrome de abstinencia; otras, que las venas de asfalto son largas, misteriosas y llegan a corazones lejanos.

Y a veces sólo es necesario accionar una llave de contacto en un coche. El que sea. Y se suceden los paisajes: el exceso de Mónaco, la plaza de Milán, la maravilla pausada y continua de Verona, el encanto de Venecia, la sorpresa de Ljubljana, las frutas de Zagreb...