25.9.06

El pie sobre la página

Estocolmo, 25.Septiembre, 2006.

Camino sobre las piedras de la parte antigua de Tallinn. El sol y yo nos hacemos cómplices para iniciar juntos nuestro paseo por la ciudad. Y entonces allí van apareciendo las páginas de los libros y las fotos que fui viendo desde pequeño: Tombeaa, Pikk, Viru y subo hasta Nugeliste, la Iglesia de Oleviste.

Los primeros rayos de luz ya superan la muralla medieval que fortificó Tallinn desde el siglo XII, y entonces sin darme cuenta, giro la cabeza y me enfrento al reflejo del cristal de una panadería. Y como si fuese una especie de regresión hipnótica, veo a un niño de no más de 6 años, al que a pesar de que con los años lo olvidara, como Peter Pan cuando creció, le paseaban por las callejuelas de Tallinn, de Estonia, de donde procede parte del dibujo que pueda llegar a ser cuando crezca.

Suena un latido, fuerte pero único, porque hasta el torrente sanguíneo necesita reflexionarlo. A los pocos segundos proseguimos el camino los tres: el niño, el adulto y el corazón.


22.9.06

Un hombre negro camina sobre la nieve blanca bajo el cielo azul

Patrias, colores, ideas. Casi siempre se funden en una y dan en ocasiones bellos sentimientos, pero también atrocidades. Nunca he tenido claro cuál es la frontera en la que uno delimita su ser, su persona. Pero sí que hubo momentos en los que necesité anclarme a un sentimiento.

Pedro & Flora se conocieron a través de cartas, escribiéndose en Esperanto durante 11 años (1929-1940). Él desde Zaragoza y ella desde Narva (Estonia). Se vieron en persona en el Jamboree Internacional de Budapest (verano de 1933). Pedro acudió allá en tren con el grupo de España y Flora con el grupo de Estonia. Había combustible, comburente y fuente de ignición: Arrancó una llama entre ellos que ya nunca se extinguiría. Siguieron las cartas hasta que estalló la guerra en España, con lo que Flora no podía venir a España con el panorama de aquí.

Mientras, en Estonia todos se olían que los rusos iban a invadir el país de nuevo, como había pasado otras veces en la historia; así que decidió irse a vivir a Estocolmo, a esperar el fin de la guerra en España, para poder ir a casarse con Pedro. No quiso quedarse en Estonia: sus padres ya habían fallecido y todas las hermanas tenían ya sus familias. Corría el año 1937. Flora se quedó viviendo en Suecia por tres años, haciendo de “nanny” de una aristócrata sueca. Al finalizar la guerra civil española en 1939, Pedro y Flora comenzaron a preparar el viaje de ella para España.

En 1940, Flora atravesó una Europa convulsa previa a la Segunda Guerra Mundial pertrechada con una maleta de viaje y un revólver de culata blanca en el bolso. Se casaron el 24 de Noviembre de ese mismo año en la Iglesia de Santiago, en Zaragoza.

Pedro & Flora tuvieron al cabo de unos años a su hijo Pedro. Y éste me tuvo a mí. Hoy sólo me queda el recuerdo, lo que me contaron y lo que me recuerda mi enciclopédica tía.
Dentro de unas horas sale un vuelo hacia Estonia, para el que tengo un pasaje. Y aún hoy sigo convencido de que el asiento de al lado debería haber llevado el nombre de mi padre.

9.9.06

Nuevos rumbos

Creo que cuando los antiguos observadores del cielo se dedicaban a medir, perjeñar y en muchas ocasiones acertar, no lo hacían por matar el tiempo. Nada como observar bien alrededor para decidir con acierto hacia donde navegar.

Ahora me toca hacer lo mismo, porque son nuevos rumbos los que se presentan ahora. Tras 3 años de actividad en la empresa estoy fuera. Y creo que nunca había tenido la palabra oportunidad tan clara.